que linda luz la noche oscura:
es como abrir los ojos
y no mirar,
abrazar el vacio
sin temor al nuevo camino.
Que lindo es sentarse
oscura después de bailar
una danza silenciosa
y demorar el abrazo
de la cobija abrigada.
Que linda es la sombra
en la espera de alguna
mirada que despierte
la fantasía y se convierta
en inminente realidad.
Que lindo es sentir, es querer
ya no querer,
fumarse otro humo amarillo.
Abriendo las entrañas
para recibir el sueño.
Que lindo es recordarte
atravesando las paredes
del ruido del otro lado,
y de rodillas suplicar
que el camino se abra
para posar nuestras manos
repletas en la sonrisa
del que mira, del otro
que avanza, que coquetea,
que ya no importa.
Que lindo es sentirse así,
en abismos,
en lujurias,
en recuerdos,
en memorias;
para morir sin temor
para descender abrazada
del amor de la abuela,
para sustraer la
historia que se quiebra en mis manos
ahora que digo
de hermosa locura.
E. Oliva
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