Teniendo por sentado que Bob
Marley fue, es y será una de las obligaciones musicales para todo individuo que
se precie de gustar de las delicadezas de la degradación y del desacato de la moral usualmente superpuesta de algunas
personas quienes al momento de verse abocados a la acción lo hacen con una
especie de descorazonada simpatía por las causa más núbiles, desearía que la
música despertara en conciencias más álgidas, los pronunciamientos más lógicos,
siendo estos de dos clases: dicotomía y tricotomía. Para beber de un salto la
hoja de ajedrez en donde nos encontramos, los suburbios son una buena
recomendación de lo que debería ser un mundo al estilo 1984, pero en un idioma
absolutamente desprovisto de adjetivación innecesaria, dejarse llevar será la
inventiva menos restringida. Hay en el viento de la tarde durante el recorrido
uniforme y ya altamente visto de un Valle desagradable por su tímida monotonía,
fijémonos no más en las ondas que produjo la marisma ya seca, la hipocresía de
las montañas y lo azul de un cielo que se antoja ya lejos. Después ya podríamos
irnos yendo de este lugar y albergar en las sugerencias de los viajeros menos
infrecuentes, ya libidos de las terrazas verbales. Mira la locomotora salvaje
de la desnutrición comprimida y hecha añicos, la desmoralización constante de
las verduras ya en el horno de la inocencia. Un equilibrio y un calambre ya
anochecidos. Permitirse videar la noche estrellada de la intuición salvaje y
endulzada de el páramo y sus correlativas
duchas de aire frio. Mira las princesas de la soledad, la enemistad de
sus fuentes sagradas. Escucha que sus enemas se suceden formando círculos entrelazados
de envidias tristes. Abismos en la más pura obsolecencia del amor y el rey de
las tres copas. Me derrumban las fiestas hechas a la medida donde cada uno está
subiéndose a árboles de absurdos tonos grises. El pelo carcomido por el tiempo
buscando más en los ojos vidriosos y en Alcatraz. No puedo expresarme en el lenguaje
de los idiotas: teniendo siempre el
agujero por delante, la cuchara comprimida de su gusto, y en otras épocas menos
felices un solo de lechuga comprime sus vasos.
Vea la edulcorada canción de años atrás carcomiendo los sinfines de su
memoria hecha para menos. En menos de una página los astros de la esclusa ya
abandonan su circunspección, ya tratan de albergar lo que los gestos se callan.
Trasnocho de verme tan plagado y tan absorto en hipocampos de muecas.
1 comentario:
Maravilloso escrito querido Bateman en el que se fijan vuelos del alma poética a tenor de la escritura urbana como en las mejores estrofas de un rap cósmico, uno que conjuga los fraseos mas hermosos con el desencanto y el escepticismo mas descarnado. Una auténtica obra de arte tu obra sin título.
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