Por:
Rita Gonzalez Hesaynes
tantas veces he visto este escenario,
amada
la lluvia en la ventana
tantas veces te he dicho
que te acerques a mí o a la llovizna
tantas veces he
jugueteado
con estos pensamientos
que temo seriamente no poder
salir nunca de esta habitación
sin pausa hemos de ver
la misma lluvia, palabra por palabra
en nuestra mente
no miramos sino con las palabras
legítimos conjuros
y estamos hechos mentalmente de magia
y con la magia pobre que invocamos
hacemos nuestros mundos
así como los hacen ciertos dioses
a nuestra semejanza
mucho me temo, amada, que todo
en este cuarto: las paredes desnudas
la vieja lámpara al costado del lecho
nosotros mismos
conformamos tan solo un pensamiento
un símbolo en el sueño de algún otro
al que nos parecemos vagamente
no tengo más recuerdos verdaderos
que esta escena
en que te observo hermosa
hija de la noche y de la lluvia
y se escuchan las gotas sobre el pueblo
como si hablaran de países extraños
pero nunca abrimos la ventana, amada
todo lo observamos detrás de los cristales
y entendemos poco de la lluvia
acaso por esta vida un tanto triste
sea tan hermosa la llovizna
así como tú lo eres, pero eterna
ven a mirarla, amada, a la ventana
reconoce tus ojos en la lluvia
dime qué sucede fuera de este cuarto
sobre quiénes te arrojas
cómo viven
si saben de los mundos tras los ventanales
qué inhumana es la lluvia
y qué hermosa eres, amada
cuando miras con ojos primitivos
como si lo real te inundara de pronto
y esta fuera la única vez que nos salvamos
y por vez única pudiéramos salir